jueves, 25 de agosto de 2011

Villa Escopeta

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Estaban sentados en un banco, decidiendo a qué se parecía la forma de cada nube. Lo malo era que no había ninguna nube en el cielo, así que resultaba un juego un poco lento. De repente en ese parque, en ese pueblo, no parecía que hubiera ningún problema más grave que la impaciencia por ver otra nube divisarse en su campo de visión. A pesar de todos los problemas que había en el pueblo, la suya era una generación todavía pura y sin maldad. Ellos no querían problemas con nadie, pero era lógico que se posicionaran. Aunque posicionarse traía represalias, por supuesto. Lo de la intimidad era lo de menos, pero el propio derecho a expresarse estaba agotándose. Ellos no escribían por miedo a las represalias, la censura se instauró en su propia mente y los asuntos  que siempre ocupaban las bocas de todo el mundo (algunos, temerosos de que nadie los oyera) los estaban consumiendo. Hay gente que sabe muy bien cómo hacer daño, y parece que pueden vivir felices con ello. Ellos preferían continuar sin molestar a nadie, centrados en los buenos momentos en el parque mirando las nubes. Pero hay quien no es capaz de permitir que alguien lo haga de ese modo, y tiene que impedirlo. Así que la vida se tornó una batalla entre los que querían atormentar a otros, y los que intentaban no morir atormentados. 

Pero al final nadie tiene la razón; es la mente humana, es el ser humano, es la vida misma. Cada uno elige su propia filosofía de vida, y no una tiene por qué ser mejor o peor porque nadie puede ser objetivo y determinar una decisión óptima: siempre habrá a quien le guste y a quien le moleste cada cosa que hagas. Por eso, ellos comprendieron que el camino correcto no era el de agradar, pero tampoco el de atormentar.
-Como si fuera tan fácil- pensó él -siempre hay intereses que nos obligan a cooperar con otros. 
-Exacto-, respondió el otro, -por eso es importante labrar nuestro propio camino con nuestros objetivos y tenerlos muy claros. 
-¿Pero acaso no sería esa una vida muy planificada, dejándonos poco espacio al disfrute personal?. -Amigo, tienes que aprender a compaginarlo, ambas cosas son posibles.
-No me extraña que haya tanta gente con ganas de hacer daño, es mucho más fácil que pensar cómo hacer las cosas. 
-Ese es el problema de la sociedad moderna, que nadie piensa en nada. Ni siquiera nosotros que preferimos perder el tiempo observando las nubes.
-Hay tanta gente que piensa por nosotros...
-¿Y acaso tienen ellos un cerebro superior al nuestro? Es exactamente el mismo, así que podemos hacerlo por nosotros mismos. 
-Lo intentaré, pero será duro. 
-Tenemos que empezar un largo camino para intentar que cada uno piense por sí mismo. Aunque eso podría ser peligroso, si todos piensan el porqué de todo, no permitirán muchas de las cosas que suceden diariamente.
-Debemos arriesgarnos.

sábado, 20 de agosto de 2011

Por volver de alguna forma

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Siempre pensé que la vida está dividida en ratos buenos y malos. Los malos son un pozo pero los buenos son tan maravillosos… Claro está que la inspiración, o el impulso por plasmarlo es mayor cuando estás en el pozo, a cuantos más metros bajo la tierra mejor. Luego llegan esas personas que pueden hacer que todo cambie en el momento menos pensado y se torne azul, porque cada vez que digo rosa mi amiga Marta me intenta convencer de que ese no es el color adecuado, aunque nunca llegamos al acuerdo de cuál es. Ella por supuesto dice que el negro pero yo creo que solo se ve todo negro cuando apagas la luz, y eso suele ser sinónimo de descanso, de modo que se ve todo negro cuando estás descansando, que es un buen momento, pero creo que perdemos muchas horas de nuestra vida durmiendo y que no es lo más importante. O a lo mejor puedes tener muchos sueños raros con muchos colores, que te crean una sensación muy rara cuando despiertas, pocas veces placenteras. Claro que para formas de placer cada uno tiene su opinión formada, y hay muchas variantes. Pero a mí lo que mayor placer me producen son las cosas bonitas, que dicho así suena muy ñoño, pero solo cuando estoy rodeada de cosas bonitas me siento completa. Desde este punto de vista, lo mejor sería que me encadenara en el interior de un museo, pero tengo que planearlo bien para que no me cause problemas. 

lunes, 1 de agosto de 2011

Desde Amsterdam con nostalgia

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Imposible dormir en este avión rumbo a lo cotidiano. La diferencia horaria no deja que el cuerpo tenga sueño. O quizás como alguien dijo, volver y contarlo sea un premio. En cualquier caso es una situación extraña, que mezcla mi pena por dejar la ciudad más bonita que he visto en mi corta andadura como viajante, y las ganas de volver a ver a todos. ¿El mejor recuerdo? Las Miller, sin duda, y esa casita encantadora en Round Lake.

Chicago, ciudad de contrastes. A veces maravillosa y a veces cruel. Si no compensara, no echaría de menos cada uno de sus rincones a pocas horas de haberla dejado. De la windy city paso a la ciudad del cierzo, y al pueblo de la tierra madre, la vida padre. Es la realidad, tan bonita como estas vacaciones, así que me siento afortunada.