No encontraré droga más sana que la valeriana, dije el otro día. Alguien me dijo una vez que la valeriana era mala para la salud si se abusaba de ella porque creaba cierta adicción. Yo abuso de ella porque con la cantidad de cosas malas para la salud que hay por todos lados, no creo que encuentre una mejor.
Una de sus propiedades es que aniquila el estrés, pero en menuda contradicción caigo si digo que a mí me gusta el estrés. Me gusta la valeriana para quedarme tranquila pero me encanta la excitación del café, que te hace tener ganas de todo. Me gusta la sensación de ir como una moto y de querer reírme por todo, incluso porque ela balanza de pagos de Portugal reafirma su posición deudora frente al resto del mundo, que es un drama...
La valeriana trae un caballito de mar-serpiente hasta mi cuarto. Serpentinea-galopa por todas partes y deja un ambiente adormecedor perfecto para meterme en mi cama nueva, con esas sábanas nuevas tan suaves de círculos rosas, y soñar con un mundo perfecto hasta que a las 6:00 suene esa canción de Los Madison que tengo de despertador: "Mañana te recojo en la estación. Mañana dejaremos el calor de esta avenida. Mañana cambiaremos el sonido del despertador. DÍAS DE VÉRTIGO". Y café nuevamente.
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