Como dijo el director ayer, en la primera sesión del ciclo de cine "La buena estrella" -organizado por la Universidad de Zaragoza- con semejante título ("No habrá paz para los malvados") sacado de la biblia, hay que ir al grano, sin tonterías. No la he visto aún, pero ayer Enrique Urbizu y Helena Miquel me dejaron con las ganas, y queda con el recuadro sin marcar de las tareas obligadas, pese a que por más veces que veo el tráiler, no le encuentro la gracia. Qué contradicciones.
De ayer aprendí muchas cosas. La conclusión que tengo a priori es que hice el ridículo. Pero eso solo lo sé yo, porque pese a todo me supe defender. Mis expectativas eran colarme en la rueda de prensa, grabar lo que los periodistas (un gran número, esperaba yo) preguntaran, y si me quedaba alguna duda después de todo, hacer preguntas yo.
Cuando llegué me enteré de algunas cosas "confidenciales" sobre la película que la representante hablaba con alguien, y de que Juanjo Artero no había acudido porque había perdido el tren tras el rodaje de El Barco. Era él mi motivo principal, pero ahí me quedé esperando hasta que el alegre Luis me dijo que me sentara en unas sillas a dos palmos de los que iban a ser entrevistados. Solo había 3 sillas, por lo que a parte de mí, solo había dos periodistas. Estos periodistas venían más a copiar lo que dijeran Enrique Urbizu y Helena Miquel que a hacerles preguntas. Que no tuviera yo preguntas preparadas vale, porque no pensaba hacérselas, pero ellos sí. El momento me produjo una gran decepción al ver que el periodismo cultural en Aragón está de capa caída.
Salí del paso de la entrevista y pregunté lo que pude. Nota para el futuro: última vez que no ves una película si te encuentras con sus creadores. Nunca sabes lo que puede pasar. Menos mal que me había documentado más o menos bien. Pero la sensación que me queda es que quiero aprender mucho más, que viendo mi primera experiencia como informadora del mundo de la cultura soy un cero a la izquierda; pero lo bueno es que no hay mucha competencia y me quedan tres, incluso cuatro o más años para formarme. Y por último, que equivocándome como hice ayer, sé que no me volverá a pasar. Por otro lado, un gustazo que me trataran como a una profesional.
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