jueves, 27 de octubre de 2011

Llueve

A él le encantaba la lluvia. Ella decaía cada vez que caían cuatro gotas. Pero cuando su vida se volvió un frenesí de actividades, tuvo que cambiar muchas de las cosas que antes le gustaban o le disgustaban. Cambiar. Madurar. Siempre había pensado que no le gustaban los cambios, pero estaba en el mejor momento de una evolución (¿o revolución?). 
Antes, la lluvia siempre le traía la inspiración. Inspiración, ¿por qué le abandonaste? A lo mejor era otro cambio. Lo que empezó siendo pasión literaria se convirtió en pasión por la realidad, por lo que pasa día a día en su ciudad, en su país, en el mundo. Con sus temas favoritos y menos favoritos, pero... distinto. 
Seguro que cualquier día vuelve, seguro que en el fondo no ha dejado de ser una romántica. Pero por ahora no tenía tiempo de pensar en pajaricos preñaos. La cruda realidad (aunque a ella le atrajeran los aspectos menos crudos de la realidad) era la que mandaba.

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