En estos instantes, el jurado de Zaragoza 2016 se estará preparando para bajar del AVE, dos horas después. El retraso se debe a un desarrilamiento del tren de alta velocidad en Calatayud que ha interrumpido los viajes de esta mañana. Todos los actos y visitas planeadas se retrasan, pero seguro que Belloch sabe compensarles. Y si no que la Capital Cultural se vaya a Córdoba o San Sebastián, que seguro que allí no pasan estas cosas que solo pasan aquí.
Esto me recuerda a un episodio que pasó en mi pueblo, cuyos empadronados superan por los pelos el centenar. Un gran vehículo (maquinaria de obra) interrumpió el acceso al pueblo por carretera, y durante toda la tarde, los coches particulares no pudieron entrar ni salir del pueblo. Se armó un atasco de un día entero. A la gente cuerda (de esos hay pocos en mi pueblo) no le entraba en la cabeza cómo tal incidente podía paralizarnos un día entero, cómo no había otra entrada o cómo no se tomaban cartas ante la posibilidad de que tal imprevisto se repitiera. Años después se creó una segunda entrada al pueblo, dada su necesidad.
No me quiero poner exquisita porque un fallo lo tiene cualquiera. Los imprevistos no se pueden prever y en esas ocasiones no se reacciona fácilmente. Pero es posible que por tal imprevisto nos quedemos sin Zaragoza 2016, y aunque cada cual tiene su opinión al respecto de la capitalidad, a mí me sentaría fatal.
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