viernes, 27 de mayo de 2011

Pintoresco

Ella soñaba con vivir en Manhattan. No importaba el tipo de casa siempre que estuviese decorada con gusto, o tuviese algunas cosas bonitas. Es muy importante, para ser feliz, rodearse de cosas bonitas porque de lo contrario, si nada te aporta nada de optimismo, no encuentras razón alguna para sonreír. 

Ella se dio cuenta cuando por accidente se quemó su casa. No se quemó lilteralmente, cayó una colilla por la ventana cuando no había nadie en casa, y prendió un mueble. Si el fuego se hubiese extendido, la casa entera hubiera desaparecido porque el suelo era imitación de parqué, de plástico. No hubo grandes destrozos, pero que la casa entera estuviese negra por el humo debió de ser aterrador. Ella se metía en su cuarto (la única habitación a la que no había entrado el humo porque la puerta estaba cerrada) y procuraba no salir: ahí las paredes y objetos aún tenían colores. Pero las veces que tenía que estar en el resto de la casa suponía una tristeza, pesimismo y oscurantismo que nadie desearía. 

Desde entonces, está segurísima de que para mantener el buen humor, todo su alrededor tiene que estar formado por cosas bonitas, de buen gusto. Tampoco es necesario que sea sublime, me conformo con algo de Manet.

0 comentarios:

Publicar un comentario