domingo, 17 de julio de 2011

AWESOME

Esta ciudad no deja de sorprenderme. Cuando crees que ya has visto lo más espectacular, surge algo superior. Un fin de semana redondo, al que solo pongo una pega: las protuberancias que me están saliendo en los pies. Y les he dicho muy seriamente: "Aunque os pongáis en mi contra, no voy a dejar de andar, así que vosotros elegís si con dolor o sin dolor. Ellos eligen con dolor. Pero a pesar de ello, ya se está formando una capa de piel dura como a los aborígenes australianos y espero que la semana se desarrolle satisfactoriamente.

Pies aparte, menuda pasada el musical de La Bella y la Bestia, una de las cosas más bonitas que he visto en mi vida. Ello, unido a un emplazamiento privilegiado en el Oriental Theatre, me han dejado extasiada. Antes de ir al musical, Y y yo hemos estado desayunando en la típica cafetería de huevos revueltos, y ya nos hemos quedado comidas para todo el día. También hemos estado en un rastrillo de los domingos, pero eso prefiero no recordarlo porque he estado a punto de derretirme, parecía que nos habíamos trasladado al desierto, de repente. Y antes incluso, ayer por la tarde-noche pudimos disfrutar de un típico festival de música y artes, con un Funnel Cake para poner el broche de oro. 

Cuando he llegado a casa tenía roommates nuevas: Laetitia, de Toulouse, y Bea, de Madrid. Además, de Jenny (no se escribe así porque es taiwanesa, pero aquí se americaniza rápidamente), que está conmigo desde el viernes. Están pensando en mudarse a la residencia por lo lejos que estamos de la civilización, pero yo ya le he cogido el gustillo a esta casa y a este pueblo, incluso al tren de cercanías. Cada vez que Pat nos pilla a Bea y a mí hablando en español nos echa la bronca, así que el destino querrá que aprenda inglés. Es broma, estoy aprendiendo un montón cada día que pasa. 


Mañana empezamos ya la segunda semana en Chicago, a ver si la exprimo tanto como la anterior porque estaré en España en un vuelo (no hace mucha gracia, ¿no?).

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