Llegó a casa derrotada. Habían sido muchas decepciones y fallos en un mismo día. Lo peor fue perder el autobús y tener que volver andando. Una hora y media después, llegaba del trabajo. A nadie pareció importarle mucho, pero ella estaba enfadada con el mundo.
Siempre intenta sonreír ante situaciones adversas, raras o que no le gustan tal y como están. Pero pocas veces consigue creerse que no quiere estar pasando por ello. Lo mejor entonces es dormir, porque dormir siempre pone un poco de normalidad. Además ahora ya ha conseguido hacerlo, pero había estado más de un año durmiendo muy poco, y no por gusto.
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