Chicago, 9:37 de la noche, hora local. Una joven española está sentada frente a su ordenador en alguna parte del mundo muy opuesta a la que le pertenece. Es un lujo poder disfrutar de la tranquilidad, algún rato. Desde que llegó Jenny, mi compañera de cuarto taiwanesa, aquí no ha habido un solo día de paz. A parte de que me despierta por la noche porque no tiene sueño y le apetece hablar, si no es que ha quedado para chatear con alguien a las 3 de la madrugada. Aunque se me pega como una lapa todo el día y no deja de repetir "we will go together!", es desagradable cuando habla porque hace ruidos y come con la boca abierta, si no es que habla al mismo tiempo. Pocas veces había tenido la sensación de no poder soportar en absoluto a una persona, pero en Chicago tenía que vivirlo, y encima las 24 horas. Afortunadamente esta noche se ha ido a ver el musical de West Side Story y volverá cuando yo esté dormida, aunque sé que no tendrá inconveniente en despertarme.
jueves, 21 de julio de 2011
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